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En la presentación de
Haswell, Intel prometía que su próxima generación de procesadores ofrecería un cambio radical en la vida de las baterías, y están tan seguro de ello que incluso ya dan cifras de las mejoras que experimentará el usuario. Tal y como ha comentado la vicepresidente de la rama de Desarrollo de arquitectura, Rani Borkar, los ordenadores portátiles que
monten el nuevo procesador deben de ofrecer un aumento del 50% en la vida de la batería respecto a los actuales Ivy Bridge, y de aproximadamente un 20% cuando están apagados o en reposo. Tal y como explica la directiva, esto es posible gracias a la reducción en requisitos de potencia que requiere la nueva arquitectura, además del avanzado chip de gestión energética que integra en su interior. Tendremos que ver si verdaderamente Haswell llega a ser el empujón que necesitan a día de hoy los portátiles, ya que muchos usuarios prefieren mejorar la autonomía en lugar de seguir compitiendo en la carrera de los gigahercios.
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